Medicina cuerpo-mente

El estrés en tu CEREBRO

Un cerebro estresado

“No es la más fuerte de las especies la que sobrevive, tampoco es la más inteligente la que sobrevive. Es aquella que se adapta mejor al cambio”

Charles Darwin

La rutina, el trabajo, la familia, algunos baches,… Son muchas las posibles fuentes de estrés, y estoy casi seguro de que en algún momento todxs hemos sentido lo que conocemos como estrés: una cascada de reacciones químicas y fisiológicas, que nacen de una situación que desafía el equilibrio entre cuerpo, mente y alma.

Aunque no sea una reacción súper agradable, se trata de una respuesta saludable e innata a estímulos internos o externos que nos piden reorganizar nuestra estabilidad para afrontar una nueva situación.

En la anatomía de nuestro cerebro, vemos cómo se puede dividir el cerebro en tres partes, y como más protegida/envuelta se encuentra una de esas partes, más primitiva y años de formación tiene: y el estrés se genera allí, en una de las partes más básicas: la red neurológica reptiliana. Esta conocida y angustiosa sensación la compartimos con todos los mamíferos, que sirve como respuesta ante depredadores, clima adverso, etc.

Síntomas del estrés

No sólo nuestra mente sufre la angustia del estrés: en nuestro cuerpo se reflejan algunos síntomas que se repiten en este escenario de hiperactividad neurológica en el cerebro reptiliano entre otros:

  • Se incrementa la percepción de dolor
  • Irritación del sistema digestivo
  • Sensación de presión en el pecho
  • Fatiga

Y también nuestras emociones se ven patronizadas:

  • Hiperactividad emocional
  • Estado de alerta persistente
  • Emociones paradójicas
  • Desregulación
  • Incremento de la intensidad de las emociones sin una aparente causa o justificación.
  • Comportamientos alterados (dificultades para la toma de decisiones, cambio de hábitos, alteraciones del deseo sexual, etc.)

La paradoja del estrés: efecto U invertida

Con la aparición del estrés, se ve alterada la activación fisiológica, hasta el punto de alienarse con un punto óptimo de beneficio para el individuo. En otras palabras: los niveles de estrés leves o moderados son potenciadores de nuestras funciones fisiológicas y nos permiten adaptarnos al medio (interno o externo) al que tratamos reaccionar. Pero por otra parte, los niveles moderados-elevados tienen el efecto opuesto, y generan una respuesta paradójica, cómo la desadaptación o la pérdida del equilibrio, y estas consecuencias hacen que estos niveles de estrés se denominen como “estrés negativo”.

  • Estrés positivo: proceso natural compartido con otras especies de adaptación con el objetivo de gestionar una situación compleja que requiere de un nuevo equilibrio.
  • Estrés negativo: cuando la situación supera la capacidad del individuo para responder adecuadamente, empieza a aparecer una sensación de fatiga, un incremento en los niveles de ansiedad o irritabilidad, etc. Por otra parte también supone un gasto mayor de energía, que acaba con el agotamiento de las fuerzas si no se intenta canalizar hacia un estado de relajación o descanso.

Reacciones ante el estrés

La reacción de lucha, huida o parálisis es una respuesta fisiológica ante la percepción de daño, ataque o amenaza a la supervivencia. Esta respuesta explica la reacción de los animales (y humanos) de activar el sistema nervioso simpático, preparándose para luchar o escapar (defender o atacar); y de la médula adrenal para realizar una descarga de hormonas proinflamatorias (como el cortisol o la adrenalina).

El efecto que tiene la respuesta de estrés en el organismo es profundo:

  • Aumento del sistema nervioso simpático: aumento de frecuencia cardíaca, de la presión arterial, alteración de la actividad regular intestinal (des de dolor abdominal hasta diarrea), dilatación de la pupila…
  • Aumento de catecolaminas (adrenalina y noradrenalina)

En definitiva…

No disfrutamos estar estresados aunque también ahora sabemos que el estrés es parte del crecimiento de todos. Entender el estrés más allá de sus consecuencias negativas o positivas en nosotros es importante. Comprenderlo nos permitirá poder identificar una situación que nos genere estrés para idear estrategias e implementar los recursos que tenemos que nos ayuden a gestionar esta reacción que desequilibra el cuerpo, la mente y el alta.  Ser conscientes de por qué nos sentimos así, y analizar cómo poder gestionarlo o enfocar la situación sin agravar la hiperactividad del cerebro reptiliano es la clave para el cambio.

 Hacia un cuerpo-mente saludable.

 Hacia una vida auténtica.

Gonzalo Doctor

Médico Holístico & Especialista en Medicina del Deporte y la Salud
Analista Junguiano en formación & Human Potencial Coach
Neuropsicología aplicada & Mindfulness
Yoga y EDMR

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